Como ser humano, hago un llamado a un alto al fuego entre Rusia y Ucrania. Estados Unidos y otros países se están dando cuenta del complejo ajedrez que domina a muchas instituciones del poder judicial, militar y de seguridad en el mundo, instituciones que deberían sostener el orden a nivel mundial. Sin embargo, vemos una adicción creciente a las sustancias y un movimiento de masas que parece estar dormido, sumido en una lucha constante por el reconocimiento, tanto de creadores como de exportadores de narcóticos, que se preocupan poco por las vidas humanas que se pierden en este proceso.
En 2015, Ucrania solicitó la apertura de una investigación en Occidente sobre deshumanización y atrocidades de las que ha sido víctima. Actualmente, Ucrania sigue padeciendo las consecuencias, con una caída de su PIB de más del 11% en solo dos años, resultado directo de un conflicto con Rusia y acusaciones mutuas. La prudencia parece no existir cuando se trata de pérdidas humanas, y las decisiones de cada país están influenciadas por grupos terroristas que manipulan movimientos y despliegues militares, causando mayores bajas humanas. Ucrania es un punto estratégico, ya que su principal fuente de PIB depende de la producción y conservación de energía, y ha intentado erradicar el tráfico de heroína desde el oeste, provocando la prevalencia de las anfetaminas.
¿Cómo podemos destapar esta realidad? La clave está en la diplomacia y en un compromiso sincero por parte de cada país, comenzando por cuidar a sus ciudadanos, rompiendo tabúes y tratando la adicción como una problemática humana que necesita solución. De este modo, podríamos salvar vidas y reducir la manipulación de la información que muchos han usado para tener bajo control a empresas y ciudadanos. Aquí es donde entra la responsabilidad de la seguridad pública de cada país: hoy en día, la muerte se maneja con tanta facilidad, con actas de defunción que eliminan a las personas del sistema. Son estos "peones" los que terminan siendo las piezas principales en un movimiento global en favor de ciertos intereses.
Pagar con la misma moneda no es una solución; más bien, esto debería ser una oportunidad para aprender y realizar estudios psicológicos sobre la manipulación constante que enfrentan las naciones. Es cierto que las fronteras entre países son muchas veces ilusorias, creaciones de unos pocos. Así, el criterio personal no se desarrolla masivamente, sino solo entre unos pocos que se atreven a cuestionar.
Una idea especulativa que, a veces, se toma como broma es la adicción al metaverso y a la metanfetamina. Pero si observamos con detenimiento, un pequeño grupo de personas está tomando decisiones monetarias en países estratégicos, manteniendo su poder de forma invisible. Si algún día se revelara su identidad y se expusieran al público, su reconocimiento mismo podría ser su autodestrucción.
Finalmente, entre aquellos a quienes sería primordial cuestionar se encuentran aquellos con una inteligencia manipuladora y una influencia silenciosa en nuestra sociedad. Y el primer golpe sería a las creencias religiosas, ya que la historia muestra las pérdidas humanas enormes causadas en nombre de la fe. Al ser conscientes de este impacto, la negación de un dios sería uno de los primeros pasos de una auténtica transformación.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario